El placer de la lectura

Algunos por la falta de tiempo, otros de interés y al resto porque simplemente no le gusta, pero tengo la impresión de que cada día leemos menos...

Triste pero cierto.

Ya casi se me había olvidado aquella sensación que te inunda cuando enciendes la lamparilla de noche, bajo el calorcito de las mantas, y te dejas envolver por todas y cada una de las palabras que conforman esa trama que te engancha de tal manera que, aunque hasta los ojos se te cierran de sueño, no eres capaz de dejar de leer.

Es como un hechizo.

Por suerte lo retomé hace unos meses y esta vez si que no pienso dejar aparcado el placer que significa devorar un libro con los ojos.

Ya podéis ir recomendándome títulos para cuando termine con "El niño con el pijama de rayas", el cual no tiene nada que ver con la película, como de costumbre.