Tengo que confesaros que, quizás por culpa de mi amor incondicional a los animales, me genera un especial rechazo entrar en cualquier casa y/o local y encontrarme con las cabezas disecadas de distintos animales colgando de sus paredes. De hecho, me parece una costumbre bastante macabra.
Desde pequeña intentaron inculcarme en casa que debía respetar las aficiones y gustos ajenos si quería que los demás también lo hicieran conmigo. Aún así, siento la imperiosa necesidad de mostrarles a aquellos cazadores deseosos de exhibir sus "trofeos" algo que acabo de encontrar y que podría ser la alternativa perfecta ¡¡barata, respetuosa con el medio ambiente y divertidos!!




He visto la iniciativa de casualidad, a través de una de esas tiendas online de regalos absurdos e inservibles. Y la verdad es que me ha parecido de lo más original.
Por lo que he podido averiguar, viene de la mano de Cardboard Safari, una compañía situada en Charlottesville, Virginia (EE.UU.), en la que Chris y Luis diseñan y fabrican productos basados en la sostenibilidad, la naturaleza y el sentido del humor. Y desde la que, además, apoyan a la International Rhino Foundation, una organización dedicada a la preservación de las diferentes especies de rinocerontes a lo largo del planeta, tan masacrados en la actualidad por culpa de la caza furtiva.
¿Qué más se puede pedir?
Por lo que he podido averiguar, viene de la mano de Cardboard Safari, una compañía situada en Charlottesville, Virginia (EE.UU.), en la que Chris y Luis diseñan y fabrican productos basados en la sostenibilidad, la naturaleza y el sentido del humor. Y desde la que, además, apoyan a la International Rhino Foundation, una organización dedicada a la preservación de las diferentes especies de rinocerontes a lo largo del planeta, tan masacrados en la actualidad por culpa de la caza furtiva.
¿Qué más se puede pedir?