Ha sido un verano largo, por momentos aburrido y por otros increible. He tenido tiempo para ver el mar, darle el último empujón al carnet de conducir (¡por fin!), limpiar la casa a fondo y hasta para echar de menos el trabajo (algo de lo que pronto me arrepentiré, seguro). También he reflexionado y he llegado a plantearme la necesidad de ciertos cambios que no sé si algún día seré capaz de realizar en mi vida, pero ese es otro tema.
El caso es que ya no queda nada para la vuelta al curro y la sensación que me invade el cuerpo en estos momentos no es muy diferentes a aquella que sentíamos con la vuelta al cole de pequeños: nervios, ilusión, curiosidad, algo de pereza...
Supongo que se trata de eso que los expertos llaman síndrome postvacacional.
6 comentarios:
Que vaya bien esa incorporación laboral, que te sea leve...
Un abrazo
Nada Perse, una semanita de curro y ya se pasa el síndrome postvacacional.
Un abrazo!!
Ánimo. Lo único difícil es empezar.
Un abrazo!
Pues yo también empiezo mañana. Primero con los exámenes de los que han suspendido, luego, con los preparativos, y después, con los alumnos.
La verdad es que ya tengo ganas de empezar. El verano ha sido fructífero y relajante, pero ahora toca curro.
Un beso.
Pues imagínate un síndrome postvacacional con jet lag incorporado. Horroroso! Espero que te esté siendo leve.
Me encanta la imagen, muy bien lograda. ¿Quién es la autora?
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