viernes, junio 11, 2010

Me parte el alma

Cuando la mancha de petróleo del Golfo de México producida por la explosión de la plataforma Deepwater Horizon el pasado 21 de abril alcanzaba las costas de Queen Bess Island (Lousiana), arrasando todo a su paso, se estimó que ya ocupaba una superficie de 24.435 kilómetros cuadrados y eran un máximo de 20.000 barriles los que se habían vertido al mar CADA DÍA.

Nuevamente se lee en los medios que el vertido es mayor de lo que se suponía: los cálculos actuales doblan la cifra anterior y sugieren que 40.000 barriles diarios de petróleo (6,4 millones de litros) pudieron derramarse en el mar durante las primeras semanas del vertido.

Los recursos de miles de personas que viven en las zonas afectadas se van, literalmente, a la mierda, 400 especies diferentes están en serio peligro, y el hábitat de las otras 15.419 que se han llegado a catalogar bajo estas aguas se va deteroriando a marchas forzadas.

Mientras tanto, los reponsables del desastre van de intento en intento (con sus correspondientes fracasos), tratando de retener desesperadamente las fugas tanto de petróleo como de información para que su imagen no se ennegrezca al ritmo en que lo hacen las aguas y, así no sufrir más pérdidas en el negocio.

No sólo me indigna saber que el máximo castigo que cierto líder político pretende imponerles no es otro que el de hacerles pagar las facturas económicas y, si acaso, patear algún culo que otro, sino también ver el estado de las zonas afectadas y a todos esos animales agonizando enueltos en una pasta negra y mortífera sobre la arena al tiempo que a nadie, salvo a algún voluntario que hace lo que puede, parece importarle que esto suceda.

No he podido evitar seguir hasta ahora todos los acontecimientos relacionados con el suceso pero llegados a este creo que ya no quiero saber el desenlace esto, sencilla y y llanamente, porque ya me lo sé de memoria.

La historia desgraciadamente se repite una vez tras otra. Y eso me parte el alma.

8 comentarios:

Raúl Perelló dijo...

Pero al final todo quedará en nada y nadie pagará por lo sucedido, tal y como pasó en España.

Besicos varios, querida.

Laura dijo...

Todo es un bucle. No aprendemos de nuestros errores

lola dijo...

Es una situación de tal gravedad que la zona quedará irremediablemente devastada. Los norteamericanos, deberían gastar los millones en investigación y en la creaciónde maquinaria para este tipo de accidentes y no en la creación de armamento cada vez mas sofisticado.

Saludos

La Gata dijo...

Siempre acaban pagando el pato los más indefensos; en cambio, los culpables suelen escaquearse.
Como bien dices, es una historia que se repite.
Besos

Miguel dijo...

Algo parecido pasó en España no hace mucho tiempo, y al final, nadie pagó por ello. Ahora se está haciendo el juicio y la justicia trata de poner una tirita sobre aquel desastre. Pero la justicia brilla por su ausencia.

Un beso.

Lienzo tierra dijo...

Yo lo que no entiendo es cómo Obama o cualquiero otro responsable de Estado está esperando a que BP lo solucione. Y mientras tanto el vertido continua.

Unos por otros la casa sin barrer, pero claro, cuesta dinero y nadie se quiere hacer cargo. Principal perjudicado: la naturaleza, como siempre.

DA ASCO.

Principe de los sueños dijo...

es mejor no saber cuanto se ha derramado, asi dolera menos.
un abrazo

Ralph dijo...

El problema de los inventos del hombre es que termina creyendo que son infalibles, nadie hubiera creído que era posible que pasase este desastre por eso nunca estamos preparados para solucionarlo a corto plazo, ya que simplemente nunca se habían planteado una catástrofe de estas características y esta magnitud.

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