Plan "Renove" de ilusiones

Después de preparar el papeleo pertinente, alguna que otra confusión y un par de semanas de espera que a él le parecieron meses, pudo verse con él en las manos.

Habían sido tantas las veces en que lo había pensado y no se había atrevido…

Sin embargo ahora era diferente. Se había presentado ante él la oportunidad perfecta para comprarlo después de habérselo currado el solito para conseguir ahorrar el suficiente dinero.

Y, como era de esperar, en cuanto lo pudo acariciar con sus dedos, le llamó para contárselo.

Él: Ya está cariño. ¡Ya lo tengo!
Ella: ¿Ya te lo han dado?
Él: ¡Sí!. Voy a hacer unas cosillas y en un ratito estoy en tu casa para enseñártelo.

No tardó más de una hora. Subió a casa, saludó a su suegra (o "mami", como él le llama) y a ella le dio “su abracito diario” y la “ración de mimitos” correspondiente, no sin ciertas prisas por culpa la emoción.

“¿Vamos a verlo?”

Por supuesto que fueron…

El coche nuevo les esperaba a los dos, aparcado en la calle, impecable. Radiante. Casi tanto como esa sonrisa bobalicona que se les pone a veces en la cara y son totalmente incapaces de quitar aunque por ello les duelan las mejillas y todo.







Algunos dirán que el ser humano es muy simple (puede que sea cierto), pero aunque evidentemente se sentían como un par de niños con zapatos nuevos, ellos jamás intentaron hacer ostentación ni presumir de nada, sino que sabían perfectamente que ese coche podría darles, entre otras cosas, una independencia de la que de momento no gozaban.

Para empezar pudo llevar a su chica a ver aquel lugar que tantas veces le había prometido: la playa. Y a ese viaje le sucederán un montón de proyectos que se convirtieron en planes firmes: por fin podrán ir a Valencia a visitar a las belugas (a ella le enloquecen) y también verán el norte juntos por primera vez.

Y es que sobre sus cuatro ruedas y entre la tapicería de sus asientos, junto a ellos viajan un montón de ilusiones renovadas, además del orgullo de haberse atrevido a dar un paso que antes les hubiese costado más de un quebradero de cabeza y la satisfacción de haberlo conseguido gracias a uno mismo.