Me llena de alegría saber que en este mundo aún existen personas que se mueven por eso que todos llamamos humanidad.
Como Gregoria, una mujer alicantina de 60 años que un día estaba escuchando la radio y después de oir a Juan Pedro llamó para ofrecerle su riñón, aún sin conocerle de nada. Ella dice que «es triste que alguien muera porque falte un órgano». Yo digo que es fantástico que exista gente como ella, aunque sean tan pocos.
Como admirable me parece también la labor de ese equipo de oftalmólogos españoles que viajará al corazón de Mauritania para operar en seis días a 162 pacientes ciegos, aquellos que presentan mayor déficit de visión, independientemente de su edad. Aquí la operación se considera un "trámite" que dura 20 minutos. En Mauritania, todo un milagro.
No quisiera desmerecer tampoco el trabajo de Nicolasa Gómez, una profesora de 90 años que, después de jubilarse en 1984, lleva 15 años dando clases en la Casa del Abuelo 'Esperanza Viva', en la localidad colombiana de Riohacha. Todos sus alumnos proceden de barrios marginales y tienen edades comprendidas entre 60 y 83. Seguro que el agradecimiento que le mando a esta señora es minúsuculo al lado de lo que les puede aportar a ellos.
Porque no es justo que siempre sean los mismos los que llenen las páginas de los periódicos, deberíamos prestarle más atención a esas noticias tan buenas como esperanzadoras que de vez en cuando aparecen en los medios.
No todo pueden ser malas noticias en esta vida.
Humanidad.
Que bien suena ¿verdad?
Humanidad:
5. f. Sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes
6. f. Benignidad, mansedumbre, afabilidad.
Real Academia Española ©
5. f. Sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes
6. f. Benignidad, mansedumbre, afabilidad.
Real Academia Española ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario