Estamos tumbados en mi cama. Yo tengo apoyada mi cabeza sobre tu pecho, tan cerca de tu corazón que puedo escuchar sus latidos. De pronto comienzas a acariciar mi espalda, haciéndome cosquillas. Sabes tan bien como yo que así consigues hacerme enloquecer. Entonces, me miras a los ojos y comienzas a tentarme.
Mi mano se desliza por todo tu torso hasta llegar a tu ombligo. Mientras, con mis labios recorro tu cuello, tu barbilla, tus labios...
Puedo sentir como poco a poco se aceleran nuestras respiraciones casi al unísono. Aquellos dedos que me acariciaban la espalda han conseguido librarse de mi ropa interior y ahora juguetean con mis pechos, al mismo tiempo que los mios juguetean por debajo de tu pantalón.
En nuestras sonrisas pueden leerse claramente cuales son nuestras intenciones.
Y sí, lo has conseguido: quiero pecar. Quiero pecar contigo una y mil veces. Me da igual lo que pueda estar sucediendo ahí fuera. Sólo deseo caer en la tentación de tu cuerpo, que me hagas tuya. Aquí, ahora.
Algún hombre sabio dijo que la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
2 comentarios:
Precioso post. Un beso muy grande.
Muy sugerente nenita ^_^ Besets
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