Definitivamente una de las situaciones que más me crispan los nervios es ver cómo determinados empresarios se ponen una y otra vez a sí mismos como ejemplo.
Totalmente ceñidos a su papel de salvapatrias y aprovechando la mínima oportunidad que pueda surgirles, corren a reprocharle al mundo la enorme escasez de emprendedores que sufrimos en nuestros días. Sin variar apenas el discurso, sacan pecho y exclaman la falta que nos hacen en España un buen puñado de valientes que, como él, asuman riesgos para así poder generar empleo para otras personas (de las caraccterísticcas del mismo nunca hacen mención alguna). Incluso a menudo culminan su intervenión resaltando lo cómodos que nos hemos vuelto los "españolitos de a pié", que ya no queremos trabajar duro y les obligamos a contratar mano de obra extranjera -que suele ser bajo unas condiciones paupérrimas también lo omiten-.
Mi indignación aumenta enteros cuando son seres cuyo patrimonio económico rozan lo inmoral quienes pronuncian palabras similares, aunque en este caso siempre van destinadas a la clase obrera y suelen ir acompañadas de una incesante invitación al esfuerzo.
¡Qué fácil es hablar de sacrificio cuando quien tiene que llevarlo a cabo es siempre el prójimo! ¡Y qué difícil debe resultar empatizar con el pobre que se muele la espalda para llevar 1.000 € a casa cuando se está, literalmente, podrido de dinero!
Viñeta: Marisa Babiano | Vista en "Periodistas en Español".
Clama al cielo que, corriendo los tiempos que corren, salgan a la luz datos que ponen de manifiesto una realidad que la gran mayoría de nosotros intuíamos sin tener delante informes de ningún tipo: la brecha entre los ricos y los pobres ha vuelto a aumentar ¡que digo aumentar! Ha alcanzado su nivel más alto en 30 años. Lo que, llevado al lenguaje más simple y vulgar, viene a significar que la crisis le ha venido de puta madre a más de uno. Y a más de dos.
Sin embargo, estas cifras que deberían hacer enrojecer a los peces más gordos del acuario y llevarles a protagonizar una encarnizada lucha con el fin de eliminar toda desigualdad no parecen ser suficientes: aún hay que rebajar el despido, disminuir la representación sindical en las empresas, avanzar en los modelos de copago en las prestaciones sociales, eliminar todos esos festivos que, unidos al fin de semana, suponen verdadero escándalo y, por supuesto, bajar aún más nuestros salarios. Como extra, también se puede recuperar la figura de un aprendiz que, aunque lleve varios años haciéndolo incluso con prácticas en diversas empresas, cobre varios años un sueldo inferior al SMI.
Eso respecto a nostros. Sobre ellos nadie dice nada. Ni si quiera cuando en nuestro país vecino dieciséis ejecutivos de grandes empresas pedían a Sarkozy por iniciativa propia un «tributo excepcional» a los ricos para ayudar a preservar el modelo de bienestar.
Eso respecto a nostros. Sobre ellos nadie dice nada. Ni si quiera cuando en nuestro país vecino dieciséis ejecutivos de grandes empresas pedían a Sarkozy por iniciativa propia un «tributo excepcional» a los ricos para ayudar a preservar el modelo de bienestar.
Visto lo visto, amigos, yo no puedo dejar de preguntarme si, llegado el momento, los grilletes, las cadenas y el látigo correrán también por nuestra cuenta.
4 comentarios:
Hola Perséfone:
Es indignante, lo has expuesto perfectamente. Yo por mi parte no me cansaré de denunciar este tipo de injusticias.
Muy buena entrada.
Un abrazo.
Hola Perséfone,
Acabo de llegar y me llama la atención lo mucho que coincidimos en nuestras apreciaciones. Tienes toda la razón, pero no sólo es indignante, es también un insulto a nuestra inteligencia... bueno, quizás es que no son tan inteligentes como pueda parecer. Ser rico no es sinónimo de inteligencia, ni mucho menos.
Los ricos (al menos los que heredan) se creen que hacen mucho y no mueven un dedo, todo se lo llevan y hacen otros menos el dinero, que se lo sirven en bandeja a base de exprimir a los que lo producen que somos nosotros. Luego alardean de los puestos de trabajo que crean, pero no dicen nada de los eres que provocan para poder seguir sacando cuantiosos beneficios a costa de despidos
El ser humano siempre ha tenido tendencia a esclavizar al ser humano. Y seguimos en ello...
Un beso.
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