miércoles, marzo 24, 2010

Me alegro por él

No seguí con especial atención sus andaduras durante la campaña electoral, ni me emocioné cuando resultó electo como nuevo presidente de los Estados Unidos, ni mucho menos estuve de acuerdo con que le otorgasen el último premio Nobel de la paz. Lejos de verle como el mesías al que muchos se refieren cuando hablan de él, para mí Barack Obama era, tan sólo, otra marioneta más del sistema americano.

Sin embargo, hoy, al verle estampar su firma para promulgar la reforma sanitaria que ha perseguido con tanto ahínco, no he podido evitar alegrarme por él.

Y más que por él, por todas aquellas personas de clase baja que, pese a la ira y la denuncia de la nada solidaria oposición, podrán (espero) beneficiarse de la nueva ley en no demasiado tiempo.

Lo cierto es que en España nos quejamos muchísimo por las deficiencias de nuestro sistema sanitario, pero el simple hecho de no tener que preocuparme por si tengo seguro o, en su defecto, una tarjeta de crédito con suficientes fondos a la hora de acudir al hospital tras sufrir algún accidente (y no digamos ya una enfermedad grave) me hace sentir tremendamente afortunada y, sobre todo, muy aliviada.

3 comentarios:

Belén dijo...

Bueno, veremos a ver si le deja, porque es muy impopular esta reforma...

No sé, aún no me lo creo

Besicos

Capazorros dijo...

¡Qué mentalidad tan distinta a la nuestra tienen en EEUU!
Un saludo.

Mr Blogger dijo...

Obama otra cosa no, pero ha demostrado que tiene mucha mano izquierda. Ha conseguido lo que muchos otros presidentes anteriores no han podido. Y tras conseguirlo, los opositores han pedido que se vuelva a votar y ha sumado un voto más que la anterior. Y eso ha reforzado muchísimo su imagen, que se había ido degradando/desinflando con el tiempo...

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