jueves, febrero 19, 2009

La casa vieja

Aquellos eran otros tiempos en que, normalmente, antes de irse a vivir juntos las parejas pasaban por el altar. Así que no fue hasta que se casaron cuando papá y mamá alquilaron aquella vieja casa situada en el famoso Puente de Vallecas para comenzar a forjar, por fin, una vida juntos.

Y fue precisamente allí, en la casa vieja; Entre aquellas dos habitaciones, un salón bien modesto y esa cocina diminuta que juntos no sumaban más de 35 metros cuadrados donde nací yo y donde pasé los primeros años de mi infancia.

Fue en esa corrala donde los distintos inquilinos se trataban entre sí como hermanos y la convivencia era una norma no escrita en ninguna parte pero que todos practicaban el lugar en que,
ayudada por los barrotes de aquella barandilla, di mis primeros pasos:


Esa misma barandilla maltrecha -que con el paso de los años y unas cuantas cuerdas atadas de lado a lado terminó cumpliendo las veces de tendedero- era testigo de cómo yo iba creciendo al mismo tiempo que la casa vieja se iba haciendo cada día un poquito más vieja todavía.


Allí fue donde sufrí las primeras heridas de guerra (como el chichón en la frente que aún conservo) y también donde comenzó a surgir lo que espero que sea una amistad desde y para toda la vida.

En el patio Sheila y yo llevábamos a cabo las travesuras propias de un par de niñas que vivían rodeadas de gente adulta que, a partes iguales, las mimaba cuando las veían por la calle y las reñía al sentirlas corretear por los pasillos o después de haber pintado con tizas los suelos para jugar a la rayuela.

Así fué, de hecho, cómo entendí que había que dejarlo todo tal cual lo habíamos encontrado...

(Aún no soy capaz de entender por qué a mamá se le ocurrió regalarme un juguete como aquel)

Y, por supuesto, así también fue como aprendí que la fregona tenía otra utilidad mucho mejor a la que estamos acostumbrados a darle: y es que si la asomaba chorreando y las gotas caían sobre las cabezas de la ‘muda’ y la ‘andaluza’, las dos vecinas más quejicas (y por ende las más recordadas) del lugar que cada tarde de verano sacaban sus sillas para tomar el fresco, estas se creían que estaba empezando a llover y se metían corriendo para casa a hacer la cena.

Claro que era imposible que
con nuestros veranos tan secos lloviera todos los días así que, apesar de hacerlo con todo el tiento del mundo para que nadie me viera, me terminaron pillando.

Más tarde llegó el enano…

Y junto con el enano vinieron los celos, las rabietas y las travesuras que lo único que trataban de hacer era llamar la atención de papá y mamá para demostrarles que la que había sido hasta hacía muy poco la reina de la casa seguía pululando por allí, aunque en el fondo le quería con locura:


Y mientras todo eso pasaba, los pasillos de la casa vieja que se iba haciendo cada día un poquito más vieja todavía comenzaron a caerse. Y tuvieron que apuntalarlos para que no se derrumbaran con nosotros allí dentro.

Pero eso no nos impedía a ninguna de las dos seguir llevando a cabo nuestros juegos con lo poco que teníamos a mano, que para eso éramos aún un par de crías.



Hasta que la casa vieja que se iba haciendo cada día un poquito más vieja todavía y cuyos pasillos comenzaron a caerse se hizo vieja del todo y tuvimos que dejarla para marcharnos a la casa nueva.

Un mes más tarde, la casa vieja que se iba haciendo cada día un poquito más vieja todavía y cuyos pasillos comenzaron a caerse y se acabó haciendo vieja del todo quizás se sentió sola y se vino abajo sin la ayuda de nadie.

Y aunque por suerte los recuerdos y las lecciones pude salvarlos y traérmelos conmigo en la mudanza, junto con sus tabiques se fueron todos esos años de la infancia.




28 comentarios:

Miguelo dijo...

una pena lo de la casa...

y las fotos magnificas sales muy graciosa jejeje

Marta dijo...

Qué suerte tenemos algunas personas de recordar con tanto cariño nuestra infancia.

Me ha encantado tu post tan entrañable!

Un besote!

Amparo dijo...

Esa forma de contarnos... me ha llegado. Espero q la casa nueva se ensache como lo hace tu alma en ella.


Bsus de Amp

Chuspi dijo...

Puedo imaginar ese ambiente vecinal tan cercano y hoy tan inexistente.Con tu texto y las fotos nos lo has transmitido de maravilla.
Siempre es una pena que las cosas desaparezcan cuando no queremos que así ocurra, peero...
Y vaya carilla de pilla; P,jijiji

Muchos besos!

Lienzo tierra dijo...

Me ha encantado Perse. Jo qué buenos recuerdos ¿verdad?

Yo también he sido siempre de casas modestas y la verdad que me encuentro muy agusto. No necesito mucho más para vivir y ser feliz.

Oye ¿tu hermano no lleva los zapatos al revés? jajaja. Qué bonitas fotos. Me ha gustado mucho esta entrada, casi la que más de todo tu blog, no sé por qué. Será que me has traido a mí también recuerdos.

Bsos!

Miguel dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Has narrado aquellos años de tu infancia con una sencillez y calidez que me has hecho compartir contigo aquellos años. Muy bonito recordar nuestro tiempo de la infancia.
Un saludo

Susana Peiró dijo...

Qué bonita estás en esas fotos!!!

Muchas Gracias por compartir esos inolvidables recuerdos. Hay lugares que se quedan a vivir para siempre en nuestro corazón.

Besote Perséfone!

Emilio dijo...

Te ha quedado muy bien, escribes de la infancia como lo que es; el paraíso perdido, el Jardín del Edén del que somos desterrados al dejar de ser niños. Me ha gustado mucho leerte!
Sólo una consejo,por mi experiencia: cuídate de la añoranza, no es buena compañera de viaje.

Mr Blogger dijo...

Es que en el fondo, esa casa vieja es un elemento muy importante en tu vida. Muchos recuerdos, muchas vivencias, mucho aprendiste ahí, mucho que te acompañará toda la vida. Es bueno que la recuerdes como lo que fue.

Belén dijo...

La verdad es que muchas veces los escenarios de lo que hemos vivido son casi tan importantes como lo que hay ahí expuesto, verdad?

Bonito post

Besicos

Naveganterojo dijo...

Los recuerdos de la infancia quiza sean los mas duraderos y dulces de nuestra vida.
Aunque no lo creas me has echo retroceder 40 años, a una calle que ya no existe, una casa con su patio que desaparecio hace mas de 30, pero que sigue siendo mi rincos de juegos favorito y donde aun recuerdo el nombre de mis amigos.
Un abrazo y gracias por este viaje al pasado

Raúl Perelló dijo...

Nos pueden quitar los lugares de nuestra infancia, pero jamás se llevarán los recuerdos.

Besicos varios, querida.

Txispas dijo...

Precioso post, me has traído recuerdos de mi propia infancia, gracias.

ElDeMonteAlto dijo...

Muy bonito, Perse. Me has hecho recordar aquel piso de 45 metros en el que vivimos 6, y algunos recuerdos más...

Y preciosas fotos. ¡Un abrazo!

AdR dijo...

Me has hecho ver esa cas como un miembro más, vivo, de tu familia. Y es que a medida que ibas creciendo ella iba perdiendo fuerza, yo creo que es porque te iba devolviendo los recuerdos que tú guardabas en sus paredes y vigas.

Besos.

Anónimo dijo...

Sniiiiiff, sinif... ¡¡ que envidia me da tu infancia !!!. Gracias por compartir tu mundo con todos.

Capazorros dijo...

¡Aaaay! Los primeros años, lo mejores, luego todo se va jodiendo, poquito a poco, como la casa.
Un saludo.

Marinel dijo...

Qué forma de contarlo tan bonita,chiquilla....
¡Cuánta nostalgia se desprende esas letras llenas de recuerdos de ese hogar donde naciste y creciste feliz!...
Aún te queda mucho por vivir y recordar,pero esos años siempre son fundamentales,¿verdad?
Besos,guapa.

Lauryna dijo...

Que fotos tan entrañables. Me encatan.

Un besito.

Rayu dijo...

yo naci en pehuajó... hay un cuento en argentina muy famoso (de ahi la dire del blog)...

me fui de ahi a los 8 años... volvi a pasar por enfrente a los 15 años y pense: tan chiquita es? si para mi era taaaan grande! corriendo por los laaaargos pasillos!!! y no, una miniatura! jaja

me hiciste volver, aunque sea un poquito :)

Anónimo dijo...

oks, pues a ver, todos tenemos cosas que acabamos tirando, vemos a aprovecharlas!
acabo de actualizar con las cosas que me han ofrecido. espero que entre todos me ayudeis a elegir. gracias!!!

cabreada dijo...

que recuerdos me ha traido, mi mejor amiga era la mercromina roja, ibamos todo el día disfrazados de indios, parecia que siempre estabamos en carnaval

AKSARAY dijo...

Qué corrala mas bonita¡¡¡¡¡ Hermoso lugar para tener un recuerdo feliz:-)

Anónimo dijo...

Bueno Perséfone, ya sabes (porque te lo he dicho en más de una ocasión que me encantan tus posts sobre tus proyectos, y/o tu vida), pero hoy además me quedo con tu foto bailando o haciendo de equilibrista en el pequeño balcón-andador-tendedero.

Entrañable!

Zueñito dijo...

Que bonito...que penilla lo de la casa...pero bueno, perdura en tus recuerdos todo lo que viviste en ella.
Saludos

EvilShara dijo...

Que mona!!!! la 2º foto me encanta! *.*

Vanessa Reobasco Parabé dijo...

Que lindas las fotos!!! te pareces a mí, que guapas eramos de niñas, yo todavía sigo, jajajaja.

Hablando en serio, los recuerdos de la infancia si fueron lindos como los tuyos y los míos hacen que tu vida de adulto se vea y viva de otra manera.

Un saludo!

La Gata Coqueta dijo...

Hoy la forma de vida, o mejor dicho de empezar la pareja juntos es muy diferente.

Hoy se van a vivir juntos y no opino, puesto que siempre voy con los tiempos me guste más o menos.

Pero donde yo voy es a lo siguiete, antes se empezaba con muchos más trabajos, como tu bien dices en un sitio pequeñito y de vaja calidad, pero había una cosa que hoy escasea y mucho...

Amor y felicidad que lo hacia todo muy bello, ahora se lo llevan todo puesto y aun así no son felices y no agusantan muchos asaltos.

¿Y me pregunto de que vale una mejora economica si hay carencia emotiva?

Lo siento, yo me quedo con lo anterior muy rica en el día a día porque no había para más y cada buena nueva era recibia con los brazos abiertos y hoy eso ya no se estima se considera muy normal...

Pues segun se estan poniendo las cosas no veo la juventud muy preparada para aguantar tempestades y el amor cuando no hay nada de economia se va por la ventana...

Un beso como muestra de mi afecto.

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