25 años después...

Allá por 1983, junto con la llegada del verano, nació el nene ¿Será por eso que su sonrisa brilla tanto como la del sol de cualquier día de agosto? ¿Será esa la razón de que sus abrazos resulten tan cálidos?

No digais que no. Viéndole a él de pequeño sé
que voy a tener los hijos más guapos del mundo.

25 años después de que se tomara aquella foto soy yo quien afirma con rotundidad que aquella cosila pelona, de regordetes mofletones y alma juguetona se convirtió en un auténtico SEÑOR, de los pies a la cabeza.

Sí, ¿qué pasa? los dos somos géminis. Y a pesar de que nuestros horóscopos siempre nos definen como signos incompatibles, cabezones, infieles, avetureros y hasta falsos, nos complementamos a la perfección y ninguno de los dos hace gala de esas cualidades.

¿No dicen que los mitos están para romperse? Pues ea, aquí estamos él y yo y espero que por mucho tiempo (mejor si es para toda la vida).

Amigos, a pesar de que hoy es un día de celebración, he de confesar que estoy algo triste.

Y es que acabo de romper la hucha y aunque mis ahorros han aumentando considerablemente desde la última vez que lo hice, sigo sin poder ofrecerle el regalo que le prometí hace justo un par de años: la luna aún no salió a la venta.

Claro que podría comprarle una parcela de 500 metros cuadrados, pero eso es poco para él. Se la merece entera.

Asíque lo más que puedo hacer por el momento es dejarle este pequeño homenaje aquí, felicitarte con una sonrisa de oreja a oreja y salir por ahí con él a celebrarlo por todo lo alto.

Porque 25 años no se cumplen todos los días. Y porque estoy segura también de que ese número marcará un antes y un después en nuestras vidas. ¡Este va a ser su año! ¡Nuestro año!

Mientras tanto seguiré ahorrando concienzudamente para poder regalarsela el mismo día que salga a la venta.

Lo prometido es deuda.