miércoles, diciembre 05, 2007

Viento en popa a toda vela

Disfrutemos de este viaje, sin preocuparnos por el pasado, ese que ya no volverá, ni tampoco por aquel puerto que está próximo, porque todo es relativo y aunque sea el destino quien baraja las cartas en nuestras manos está el saberlas jugar.


Impidamos que el miedo sea el timonel de nuestras vidas: este barco nos pertenece, por lo que somos nosotros mismos quien decidimos que rumbo queremos llevar.


Ahora que la mar está tranquila y todo marcha bien, guardaremos nuestras fuerzas en la bodega para recuperarlas cuando se acerque la tormenta, por si acaso el navío comienza a zozobrar o debemos achicar aguas (juntos, como no) en algún punto negro de nuestro periplo.


Para que la cosa marche bien es necesario que revisemos todo aquello que llevamos en nuestra embarcación:

  • En la popa el viento sopla a nuestro favor. Nos avalan un montón de lecciones aprendidas ¿Cuántas millas habremos dejado atrás en todo este tiempo?
  • En la proa hay tierra a la vista que sólo pisaremos cuando tú me digas.
  • A estribor, ese incansable marinero que siempre permanecerá a nuestro lado por si necesitamos su ayuda en cualquier ocasión.
  • A babor tenemos un montón de sueños e ilusiones que pueden servirnos como combustible.

Por si en algún momento todo esto fallara, tenemos en nuestro camarote un montón de bengalas que utilizaremos en situaciones de emergencia. Estoy completamente segura de que alguien vendrá a recatarnos con su bote salvavidas.


Todo esta preparado, ya nada puede fallar. Pondremos nuestras ganas por vela, mientras que con nuestras lágrimas (de alegría) llenaremos el mar, si tu quieres.

Y a los tiburones, nos los comeremos de un bocao...

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